Pedraza, un viaje al alma medieval de Castilla
Historia, gastronomía y luz en una de las villas más bonitas de España
Pedraza no es solo un pueblo bonito
Pedraza no es simplemente uno de esos pueblos con encanto que salpican la geografía española; es, en realidad, una joya arquitectónica, histórica y cultural enclavada en pleno corazón de Castilla. Ubicada en la provincia de Segovia, esta villa amurallada ha sabido preservar su esencia a través del paso de los siglos, convirtiéndose en un auténtico testimonio viviente del esplendor medieval. Su singular belleza y su riqueza patrimonial le valieron en 1951 la declaración de Conjunto Histórico, y más tarde, su inclusión como Bien de Interés Cultural (BIC). Hoy, Pedraza es mucho más que un destino turístico: es un viaje en el tiempo, una experiencia sensorial y un ejemplo admirable de conservación y autenticidad.

Una villa con siglos de historia
Una mirada al pasado entre murallas, castillos y leyendas vivas
La historia de Pedraza se remonta mucho más allá de lo que a simple vista parece. Aunque su fisonomía actual nos transporta directamente a la Edad Media, las primeras huellas de ocupación en este enclave podrían datar de tiempos prerromanos, lo que demuestra la importancia estratégica que ha tenido desde la antigüedad. Su situación privilegiada, en lo alto de un promontorio rocoso y rodeada por una robusta muralla medieval, favoreció su desarrollo como núcleo comercial, defensivo y señorial a partir del siglo XI.
Durante la Edad Media y la Edad Moderna, Pedraza fue sede de importantes linajes nobiliarios, entre ellos los Fernández de Velasco, Condestables de Castilla, quienes ordenaron la construcción del impresionante Castillo de Pedraza. Esta fortaleza, que aún se alza majestuosa sobre el paisaje, fue restaurada en el siglo XX por el pintor Ignacio Zuloaga, quien convirtió parte de su interior en museo y espacio cultural. En su interior aún pueden visitarse las mazmorras originales, cargadas de historia y leyendas que hablan de épocas de poder, represión y resistencia. Otro punto de especial interés es la antigua cárcel medieval, ubicada en la emblemática Puerta de la Villa. En su interior, el visitante puede conocer de cerca cómo era la vida —y el castigo— en la Pedraza de siglos pasados, con sus condiciones duras y su peculiar sistema de justicia.
El corazón del municipio late con fuerza en la Plaza Mayor, una de las más singulares de Castilla por su traza irregular y su entorno porticado. Rodeada de casas blasonadas, soportales de piedra y edificios cargados de historia como la iglesia de San Juan, esta plaza ha sido testigo de todo tipo de acontecimientos: desde ferias y mercados hasta corridas de toros o celebraciones populares. No es de extrañar que también haya servido de escenario para numerosos rodajes de cine y televisión que buscan una ambientación auténtica, sin necesidad de artificios.

Pedraza como Bien de Interés Cultural
Conservación ejemplar y alma medieval en una villa que ha sabido resistir al paso del tiempo
La declaración de Pedraza como Bien de Interés Cultural no es solo un reconocimiento simbólico, sino una garantía de protección para uno de los conjuntos urbanos medievales mejor conservados de España. Gracias a esta distinción, se ha logrado mantener intacto no solo el trazado original del pueblo, sino también su ambiente genuino. En Pedraza no hay cables eléctricos que crucen el cielo ni farolas modernas que alteren su atmósfera. La iluminación, cuidadosamente pensada, es suave y respetuosa con el entorno, creando un ambiente cálido y evocador, especialmente al caer la tarde.
Las reformas y restauraciones que se realizan en sus casas y edificios históricos están sometidas a estrictos controles, lo que asegura que cada intervención contribuya a preservar la autenticidad del lugar. Lejos de convertirse en un museo al aire libre, Pedraza es una villa viva, que ha sabido adaptarse a los tiempos modernos sin renunciar a sus raíces. Esa mezcla equilibrada de tradición y funcionalidad convierte a Pedraza en un ejemplo admirable de desarrollo sostenible del turismo rural y cultural.
Pedraza enamora también por el paladar, con el lechazo asado como plato estrella
Comer en Pedraza no es solo un placer: es una experiencia completa que conecta con la tierra, la tradición y los sentidos

Gastronomía: sabor castellano con mayúsculas
El arte de comer bien en un entorno con mucha historia
Más allá de sus calles empedradas y de su patrimonio monumental, Pedraza enamora también por el paladar. La gastronomía local es uno de los grandes atractivos de la villa, y no es exagerado decir que muchos visitantes acuden exclusivamente para sentarse a la mesa y degustar su inconfundible sabor castellano. El plato estrella, sin duda, es el cordero lechal asado. Preparado de forma tradicional en horno de leña, con nada más que sal y paciencia, este manjar representa la esencia de la cocina segoviana: sencilla, contundente y deliciosa.
La calidad de su cocina ha traspasado fronteras: en 2024, el diario británico The Times incluyó a El Soportal en el primer puesto de su lista de los 28 mejores lugares del Mediterráneo donde comer, destacando su cordero lechal asado y el encanto medieval del entorno. Un reconocimiento internacional que subraya la excelencia gastronómica de Pedraza.
Otros restaurantes destacados son El Corral de Joaquina y Casa Taberna, este último regentado por la conocida chef y empresaria Samantha Vallejo-Nágera, rostro habitual en programas como MasterChef. En estos establecimientos no solo se puede disfrutar del cordero, sino también de otros platos típicos como los judiones, la sopa castellana, el cochinillo o los embutidos locales. Y para los amantes del dulce, no faltan opciones tradicionales como los soplillos o los mantecados artesanos, ideales para cerrar una comida memorable.
Todo ello se acompaña con excelentes vinos de la Ribera del Duero, que maridan a la perfección con las carnes, o incluso con una copa del exclusivo whisky segoviano, elaborado muy cerca de allí. Comer en Pedraza no es solo un placer: es una experiencia completa que conecta con la tierra, la tradición y los sentidos.

La Noche de las Velas: luz, música y emoción
La magia de la luz y la música envuelven a Pedraza en noches de verano irrepetibles
Si Pedraza ya es encantadora en cualquier época del año, durante los dos primeros sábados de julio alcanza una dimensión casi mágica gracias a uno de sus eventos más emblemáticos: la Noche de las Velas. En estas fechas señaladas, el pueblo entero apaga su alumbrado eléctrico y se transforma en un escenario de ensueño, iluminado únicamente por miles de velas que cubren cada rincón: calles, balcones, plazas, ventanas y escaleras se llenan de luz cálida y parpadeante.
El efecto visual es simplemente sobrecogedor, pero la experiencia va mucho más allá de lo estético. La música en directo, cuidadosamente seleccionada para la ocasión, se convierte en la banda sonora de una noche en la que el tiempo parece detenerse. Clásica, instrumental o coral, cada nota se funde con la atmósfera íntima y envolvente del entorno. Caminar por Pedraza durante la Noche de las Velas es una vivencia única, que emociona, sorprende y permanece en la memoria de quienes la viven.
Este evento ha adquirido una gran popularidad tanto a nivel nacional como internacional, y ha sido clave para reforzar la imagen de Pedraza como un destino cultural de excelencia. Su organización ejemplar, el respeto al entorno y la participación activa de sus habitantes hacen de la Noche de las Velas mucho más que un espectáculo: es una declaración de amor al pueblo, a su historia y a la belleza de lo efímero.